El Pósito de Doña Mencía
El posito es un edificio destinado originariamente al almacenaje de trigo/cebada y del dinero resultante de su venta, con el fin de garantizar la existencia suficiente del producto para el abastecimiento de la población, un precio intervenido y asequible al conjunto de la misma, y las existencias de sementera para las cosechas del año venidero.
En un reino, como el de Castilla, históricamente deficitario en granos, jugó por tanto un papel de gran importancia, llegando a desbordar sus orígenes para actuar como verdaderas entidades financieras precapitalistas.
Con este sentido y con esta filosofía, el posito es una institución que se crea a finales de la Edad Media, no se sabe con exactitud cuando, y es una de las más representativas del mundo rural en el Antiguo Régimen. Esto ha hecho que su estudio haya generado una rica y variada bibliografía, que arranca desde el siglo XIX.
Pero centrándonos en el pósito de Doña Mencía, ¿Cuándo se fundó? No tenemos datos ciertos sobre la fecha de su constitución, ni ordenanzas constituyentes pero las referencias indirectas y el contexto histórico en el que se inserta nos ayudarán a proponer si no una fecha exacta un periodo concreto en el que fecharlo.
La primera referencia a su existencia es de 1618, con el nombramiento de Juan López Crespo y de Miguel Ángel como Depositarios lo cual nos indica que ya por estas fechas existía.
Debemos tener presente que a principios del siglo XVII Doña Mencía sigue siendo un concejo subsidiario del de Baena, donde residen las principales estructuras e infraestructuras concejiles. De hecho las referencias de 1623 nos transmiten la imagen de un edificio de poca entidad arquitectónica, como veremos.
Por tanto, proponemos que el pósito de la villa se fundó con posterioridad a la pragmática de 1584, siendo instituido entre finales del siglo XVI y principios del XVII, coincidiendo con el auge de este tipo de edificios en toda la corona de Castilla.
Desde su fundación, siempre estuvo ligado espacialmente al castillo, adosado a la muralla Sur, primero como unas casas adaptadas para tal fin y luego, a partir de 1710, con la construcción de un edificio específico para tal fin.
De hecho, en el cabildo reunido el 25 de octubre de 1623, en presencia del corregidor de Baena, Don Diego de Vergara, el asunto principal giró en torno al posito, que se describe como “pequeño y quando llueve se entra el agua por la puerta”, siendo necesario hacer un colgadizo para evitar los efectos de la lluvia. Además se indica que el edificio no tiene puerta. El colgadizo se hace con dos arcos de piedra cubiertos de teja y unas puertas de pino. También se ordena que se adquiera un arca para poder guardar el dinero y unas pesas para medir el trigo.
La situación no debió mejorar sustancialmente ya que el concejo, reunido el 16 de febrero de 1635, decidió acometer de nuevo obras en el edificio. Los motivos eran que la proximidad al castillo hacía que entrara humedad en el pósito “ y echa a perder el trigo de forma que no se puede guardar de un año para otro”.
Estas primeras obras consistieron en la mejora del pavimento, aislando el interior con una tarima de madera, forrando las paredes de la misma forma, y echando un nuevo cañizo en el tejado.
De esta forma, se conseguía paliar temporalmente los efectos de la humedad.
Este dato también nos confirma, que a diferencia de otros lugares, el pósito de la villa ya fue concebido inicialmente como una construcción de poca entidad, ocupando el espacio de la actual Cámara Agraria, sin llegar hasta la torre circular del extremo Sureste.
Las malas condiciones constructivas del edificio, y la creciente importancia de la institución, sobretodo tras la segregación definitiva de Baena, llevaron al concejo en 1710 a emprender obras para ampliar las antiguas casas y construir otras naves nuevas en el mismo lugar.
La obra fue encargada a Baltasar Cristobal Bravo, oficial de albañilería de la villa, siendo depositario del pósito Juan de Cordoba Arrebola. Consistía esencialmente en reparar lo ya existente y ampliar la superficie útil hasta la torre circular de la esquina sureste del castillo “donde empieza la calle Llana”.
La financiación procedió de la venta de 167,5 fanegas de trigo, que importaron un total de 2.205 reales y 11 maravedís. Se conservan dos libros de cuentas de dicha obra en los que se pormenoriza los gastos.
A pesar de las obras emprendidas, el resultado seguía siendo el de un edificio de poca calidad y capacidad para afrontar los nuevos retos del siglo XVIII. A mediados del siglo el Marques de la Ensenada intentó dar un nuevo impulso a los pósitos creando en 1751 la Superintendencia General de todos los pósitos del reino, encabezada por el Marques de Campo Villar, publicando una instrucción sobre su funcionamiento en 1753.
Con éste se intenta racionalizar y optimizar su funcionamiento. Dentro de esta política se inserta la renovación y mejora de los edificios.
En 1758 el superintendente ordena un reconocimiento de aquellos que necesitasen ser mejorados. El traslado de ésta en la provincia de Córdoba se hace en la persona de Alberto de Suelbes, corregidor de la ciudad de Córdoba, quien la transmite al concejo de la villa.
Éste, reunido en cabildo el 1 de julio, ordena que se ejecute la orden y para tal fin nombra a Vicente Jiménez, maestro albañil, para el análisis del edificio, quien dos días más tarde emite informe sobre su estado.
El maestro albañil del concejo propuso acometer obras en el edificio existente para crear una cámara que aislara las paneras del suelo, evitando los efectos perniciosos de la humedad y la reconstrucción de los tejados.
A pesar de todo, parece que esta actuación no terminaría de resolver los problemas, seculares ya, del edificio por lo que finalmente se decide levantar un nuevo pósito.
El consejo ordena diseñar unos planos que son remitido a D. Alberto Suelbes para someterlo al dictamen del marques de Campo Villar. Su respuesta, dada el 10 de octubre de 1759 se remite al concejo de Doña Mencía el 5 de mayo del mismo año.
Una vez que se da el visto bueno al diseño, las instrucciones sobre cómo debe ser su construcción son claras:
- “
Buelvo a vs. Los planos y tasazion de la obra el posito de Doña Mencia para que se ejecute aquella en la futura primabera como tiempo mas oportuno, y en que se podra hazer con comodidad y perfección quanto sea conveniente a ebitar las humedades que se experimentan en las paneras y perjuizios que de ellas puedan originarse a los granos para lo qual se levantaran entonzes los solados y reinchian de tierra bien apisonada hasta en altura de dos pies y sobre este terraplen se hechara// generalmente por igual medio pie de carbon tambien apisonado y después enzima se haran los solados de valdosa sobre tornado de cal de buena calidad, y para la ventilación de los granos se rasgaran las quatro ventanas que dan a las calles, de seis pies de alto por quatro de ancho, este es de luz
- ”.
Dibujo y diseños enviados al Marques de Campo Villar en 1758.
El 14 de mayo el concejo resuelve ordenar las obras siguiendo las instrucciones de la superintendecia de pósitos del reino y encarga de nuevo a Vicente Jiménez que haga reconcimiento con las indicaciones sobre su construcción y que evalúe los costes necesarios, que ascienden a 3.392 reales y 17 maravedís.
En junio se decide habilitar un pósito provisional para albergar tanto el trigo añejo como el nuevo que ha de ser adquirido y para ello se alquilan dos casas en la c/Llana, una propiedad de Don Diego Alfonso Valera y otra de Don Pedro Leonardo de Alcalá Galiano, ambas anexas y sin habitar ya que son las “mas aproposito por su cavida, seguridad y inmediatas al posito para el enzierro del dicho trigo de la proxima reintegración y lo que en el posito ay aniejo que ha de estar con separacion, acordaron igualmente sean dichas dos casas en las que se recoja dicho trigo fresco y aniejo del nominado posito durante su obra y enjugo”.
Las obras se iniciaron finalmente en el mes de septiembre de 1759.
A partir de esta fecha, la actividad del pósito se incremente enormemente y, como en el resto de las villas de la corona, juega un papel importante en el control de precios, la financiación y garantía en las cosechas.
Localización del edificio.
La documentación generada a partir de esta fecha es abundante y rica para poder estudiar la evolución de la economía financiera en el Antiguo Régimen en la villa de Doña Mencía.
Ángel Rodríguez Aguilera.
Arqueólogo. Museo Histórico – Arqueológico de Doña Mencía